Como usuarios y usuarias de vías diseñadas y construidas bajo la tutela de la Dirección de Vialidad del MOP, la primera y más radical acción del nuevo gobierno debe ser humanizar las decisiones que se toman en esa Dirección.
Obviamente sabemos que en esa dirección trabajan humanos. Pero pensamos, cada vez más, que son humanos que sólo se desplazan en maquinas, de esas que han y van destruyendo la ciudad, social y ambientalmente. Desde arriba de la máquina, cualquier humanidad que representa ser peatón, usuaria de ciclos o incluso de transporte público, se transforma en una piedra en el zapato de las decisiones e incentivos que se toman a diario. Una piedra en el zapato para la fluidez de moverse en autos privados, en nuestra ciudad.
Sólo dense una vuelta por Coyhaique y notarán, cómo las vías MOP (Avenida Baquedano y Bypass) son obras totalmente auto-centradas, con muy poca conexión con su entorno, casi desprovistas de cruces seguros, obras inconclusas donde ni siquiera existen alternativas de desplazamiento, con muy poca información y todavía no tienen fecha de término.
Específicamente, las obras de Avenida Baquedano que en sus 2km de ensanche están costando al estado $15.400 millones, han deteriorado hasta el agotamiento a cualquier humano que trate de moverse en un medio que no sea motorizado. La mirada, en todo nivel, desde la empresa constructora al nivel central del MOP, simplemente no está en el resguardo de el o la peatón. Una mirada indignante en la protección de quienes son más vulnerables. Más bien es una falta de comprensión y empatía urbana en todo su largo y en su ancho. Y lo sabemos, desde nuestra organización hemos denunciado y reclamado constantemente esta falta de seguridad. Simplemente no les importa. La piedra en el zapato.
Lamentablemente no es sólo una mirada local: MOP tiene el mayor peso financiero de cómo se construye la ciudad, en las que rara vez toman una mirada desde peatones y usuarios de ciclos. Cuando pasen por Villa Cerro Castillo vean la solución de vialidad de la ruta 7 que pasa dividiendo en dos al pueblo. Las vallas dividen, deshumanizan y en el corto plazo se vuelven inseguras. Cuando pasen por la ruta 7 cercana a Coyhaique, revisen el espacio para peatones o ciclos. Simplemente no existe.
Necesitamos que el MOP se humanice para que las métricas por las que se diseñan y construyen partes importantes de nuestra ciudad, respondan de verdad a mejorar la calidad de vida y del entorno y no simplemente a unir de un punto a otro en auto privado.
Invítenlos a recorrer sus obras caminando o en una silla de rueda, o con sus seres queridos en bicicleta.
La mejor manera de humanizar es poner a quienes toman esas decisiones a diario, en los zapatos y ruedas de quienes son más vulnerables. Y exigir que se respeten los principios básicos de minimizar el impacto y promover un entorno seguro que se señalan en las bases de licitación y contrato de obras.
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