Hace unas semanas atrás se publicó el plan de revegetación, revalorización y reutilización del Boulevard Périphérique de París, una circunvalación vial de 10km de diámetro en la lógica de anillos de circulación de vehículos a alta velocidad para conectar barrios de la periferia con el centro.
El plan dice así: de pasar de 10 carriles para tránsito vehícular, al 2024 pasará a revegetarse el 20% de la superficie y al 2030 incluir vías para transporte público, aumentando espacio ciclovías, plantando 70.000 árboles de por medio y mejorando la conectividad con grandes parques urbanos. Todo esto tiene sentido en el marco de sede de los próximos juegos olímpicos 2024 y la ambición climática que ha sido impulsada por el gobierno de la ciudad, quien, a todo esto, decretó el cierre al tránsito vehícular privado en un área central de 560 hectáreas, elimina 70.000 estacionamientos en calzada e invierte directamente en fiscalización, ciclovías, aceras y transporte público.
En sólo 2 años pandémicos París ha aumentado en 51% los viajes hechos en bicicleta y se proyecta reducir la circulación de 180.000 vehículos en el centro de la ciudad.
Y ¿Qué tiene que ver París con Coyhaique?
Lo primero es que el área restringida a vehículos particulares es similar a la superficie de Coyhaique Urbano. Sólo ponemos la perspectiva de que estas acciones pueden comenzar de a poco e ir escalando en el tiempo. Pero que empiezan y tienen impacto.
Lo segundo es que el proyecto del Boulevard Périphérique avanza en cómo tenemos que diseñar, construir y utilizar la infraestructura urbana hoy, en la ciudad de la primera mitad del siglo XXI. Ya no es sólo un argumento de conectar o descongestionar, sino los de eficiencia en tranporte, crisis climática, soluciones basadas en la naturaleza, reconexión urbana, derechos a la ciudad y participación en ella.
Acá nos acordamos de 2 proyectos que amarrarán la tan anhelada circunvalación de Coyhaique: Ensanche de avenida Baquedano y Circunvalación Oriente-Poniente que se unirán al bypass para nuestro primer anillo periférico.
Descongestión o Tránsito Pesado?
Nuestro anillo (triangular), en su mayoría de dos vías por sentido (salvo el bypass) se ha estructurado y argumentado como una solución al tránsito de vehículos pesados al interior de la ciudad, lo que está regulado por esta ordenanza municipal del año 2004.
En Coyhaique hay 804 furgones y camiones registrados de 3,5ton o más y 20.940 vehículos livianos (incluyendo 6330 camionetas!). Es decir que el principal argumento de por qué estas vías tienen un diseño particular es para dar cabida para menos del 4% de vehículos que circularían en nuestra ciudad. De alto impacto si, pero es un 4% que podría acomodarse mejorando la gestión de transporte urbano como fiscalizar la prohibición de estacionamiento en avenida Baquedano, Ogana y Simpson, como dice esta ordenanza municipal del 2018, o crear estaciones de transferencia de carga o diferenciación de horarios como lo hacen otras ciudades.
El único otro argumento que se le ha dado a este anillo es la descongestión de calles al “interior” de la ciudad, para que el incremental parque vehicular pueda moverse más expeditamente entre Este y Nor y SurOeste. Darle cabida a esos casi 21.000 vehículos existentes y los casi 1.000 que se incorporan al año, cada año.
Como podrán saber, este tipo de argumentos se basa en solucionar el tiempo de traslado de vehículos, lo que funciona bien al principio, pero que termina siendo un promotor de más autos en las vías y luego la pérdida de ese ahorro de tiempo. En el mediano plazo, tendremos más vehículos y más tiempos de traslados. Es lo que se llama demanda inducida y lo podemos ver actualmente en nuestra ciudad y en otras más al norte. En verdad es lo que pasa siempre cuando ampliamos nuestras calles pensando en vehículos particulares.
De paso se erode la vinculación barrial, en especial en barrios periféricos donde las “nuevas autopistas” se meten con forceps y cuyas externalidades las sufren las y los vecinos directos: inseguridad, exposición a alta velocidad de circulación (ya sabemos qué pasa cuando no se diseña para reducir velocidades), ruido, aumento de escorrentía de agua-lluvia, contaminación local y nuevamente más fragmentación a escala barrial.
Avenida Baquedano (jun 2022)
Más aun, ambos argumentos van en concreto desconocimiento de la necesidad de establecer vías que sirvan a vecinos y vecinos directos y las de crear una infraestructura adecuada para contener múltiples usos, especialmente esos usos que nos benefician a todos/as como la ecológica, movilidad sustentable y activa.
Ambos argumentos además esconden una irresponsable propuesta de participación ciudadana y escasa flexibilidad en su implementación. Por ejemplo: Circunvalación Oriente-Poniente no cuenta explícitamente con vías de uso destinado a transporte público, ni menos ciclovías, ni menos semáforos, ni menos tratamientos que permitan una conexión entre sus dos lados. Otro ejemplo: la ciclovía proyectada en Avenida Baquedano no cumple con los requisitos reglamentarios por el MTT y que vienen de las guías preparadas y publicadas el año 2015, por lo que una vez concluidas las obras, MOP debería volver para adecuarlas para cumplimiento y operación dictada por el mismo reglamento.
Si necesitamos una ciudad con la capacidad de adaptarse a lo que viene por cambio climático y seguridad vial, tenemos que pensar mejor y más ampliamente para qué la necesitamos. Las actuales soluciones que se le está dando al anillo de Coyhaique son soluciones para hace 70 años atrás, cuando el mundo se estará jugando el pellejo en los próximos 30 años.
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