Paremos, vamos a hablar sobre movilidad. No de transporte sino de movilidad, ese aspecto más amplio que reúne varias actividades que necesitamos a diario para transportarnos y donde se intercalan los múltiples factores de cómo lo hacemos.
Y como estamos en el 2020 tenemos que hablar necesariamente de la movilidad pre-pandemia, de la de ahora en confinamiento y de la movilidad que nos espera.
Partamos entonces.
Sabemos que nuestro estilo de vida, que depende mucho de cómo nos movemos, es realmente nefasto: Tenemos como región, una de las tasas más altas de sobrepeso y obesidad infantil (comemos mal y nos movemos poco), mientras nos transportamos mayormente en vehículos, muchas veces de una persona por vez. Sabemos además que esto causa costos excesivos en el sistema de salud y de transporte y por sobre todo en el medio ambiente: estamos pagando de nuestro bolsillo para congestionar nuestras calles y seguir emitiendo 300g de CO2e por cada km que recorremos en nuestros autos o los autos de otros.
Sabemos, por último, que si queremos vivir mejor y al menos dejar un poco de vida para que nuestras hijas y nietos alcancen a existir, necesitamos cambiar radicalmente y pronto.
Volvamos a cómo nos movíamos pre-pandemia, con el incremento constante del parque automotriz en nuestra ciudad en los últimos 10 años, soportando proyectos que van, literalmente, en contra de lo que necesitamos ahora mismo: ahí te veo Zona Franca para automóviles.
Volvamos además a reconocer que en verdad no nos movíamos mucho. Las tasas de sedentarismo son abrumantes y los resultados son extremadamente visibles.
Siempre hemos encontrado razones para no movernos o movernos lo menos posible: el frío, el hielo, la nieve, el viento, las pendientes, las distancias, los perros y la falta de infraestructura o de educación. Sumamos hoy a que el COVID19 ya nos alcanzó y ahora sí, tenemos que movernos lo menos posible.
La poca movilidad, sin embargo, nos plantea una oportunidad de atesorar y por qué no en reevaluar lo que veníamos haciendo antes. El después puede ser una vía en el que vayamos juntos abriendo los espacios que necesitamos incluyendo todos los beneficios que sumaríamos y para eso debemos hacerlo de forma colectiva. Creemos además que ese cambio es posible y es posible de hacer rápido. Así lo han hecho Rancagua, Chillán, Arica hasta el momento.
Acá viene la invitación: Necesitamos abrazar y exigir medios de movilidad activa o sustentable, en el que nosotros mismos seamos el principal factor de energía para desplazarnos de un punto a otro. La movilidad sustentable en la ciudad de ahora y mañana. Ya lo hemos recomendado miles de veces por distintos organismos, ministerios y municipalidades. Sabemos que el futuro es verde y esta es una puerta para adaptarnos.
Desde nuestra asociación buscamos acelerar esa adaptación, ese cambio que sabemos que nos es necesario. Buscamos generar oportunidades de educación y capacitación. Estaremos ahí promoviendo espacios por donde la movilidad activa pueda ir reemplazando calles por paseos o estacionamientos por uso público. Y con tu ayuda estaremos exigiendo más y mejor infraestructura para movernos como deberíamos movernos, cuando podamos hacerlo.
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